El implante coclear es una alternativa para aquellas personas que sufren de pérdida auditiva profunda por nacimiento, por accidente, enfermedad o deterioro por envejecimiento.
Estos implantes requieren intervención quirúrgica, por lo que se considera una medida extrema, es decir, a la que se acude cuando se han descartado otras posibles soluciones, como el uso de audífonos, en el caso de la sordera.
En Europa hay actualmente 500.000 personas con implante coclear, y en España hay 22.000, de los que alrededor de 3.000 tienen implante bilateral (en ambos oídos). El 60 % de los españoles con implantes son de la tercera y cuarta edad, y el 40 % eran menores de edad cuando se les colocó el implante.
Hasta ahora, el implante coclear es el único dispositivo de salud que podemos decir que es capaz de reemplazar un sentido del cuerpo humano.
Para entender la magnitud de este avance técnico en salud, solo imaginad que existiera un dispositivo similar para hacer que los ciegos recuperen la vista.
El implante coclear consiste en colocar un dispositivo de última tecnología, a través de una pequeña intervención quirúrgica, en el hueso temporal (el hueso que rodea el oído).
Este dispositivo transforma el sonido exterior en impulsos eléctricos y lo envía directamente a la cóclea, en el oído interno, a las terminaciones del nervio auditivo.
De este modo, las personas que tienen lesiones o problemas internos en el sistema auditivo, sobre todo en las estructuras del oído interno, donde se convierte el sonido en impulsos eléctricos, pueden recuperar en gran medida la capacidad para escuchar nuevamente.
Los implantes pueden ser unilaterales o bilaterales. Son unilaterales cuando se colocan solamente en un oído. Son los implantes más frecuentes, aunque los usuarios se quejan de tener algunas dificultades, como tener que hacer mayor esfuerzo para escuchar o para seguir una conversación.
Los implantes bilaterales naturalmente son más costosos (son dos intervenciones quirúrgicas), pero facilitan la localización de los sonidos, reducen el esfuerzo para escuchar y hay una mejor conexión con el entorno.
En España, los implantes bilaterales en niños son cubiertos por la sanidad pública. En el caso de los adultos solo se cubre un implante.
Actualmente, los implantes pueden ser de distintas formas, aunque tienen varios aspectos en común, como es el hecho de que todos tienen una parte externa y una interna.
La parte externa es donde se encuentra el micrófono/receptor, el procesador de lenguaje y otros sonidos, la antena. Es la parte que se encarga de recibir la onda sonora, procesarla y convertirla en una señal eléctrica, para pasarla a la parte interna.
La parte interna es la que se implanta quirúrgicamente en el hueso temporal, y contiene un estimulador/receptor, y unos hilos que se conectan con el músculo temporal y, especialmente, con la cóclea.
Esta pieza capta la señal eléctrica enviada por la parte externa y la envía a las terminaciones del nervio auditivo que se encuentran en la cóclea. De allí la señal va al cerebro, donde interpretamos los sonidos.
Esta técnica para facilitar la audición en personas con sordera neurosensorial severa y profunda, se utilizó por primera vez hace menos de 70 años, el 25 de febrero de 1957, cuando los doctores franceses André Djourno y Charles Eyries colocaron un hilo de cobre en la cóclea de un paciente de 50 años.
Es por ello por lo que el 25 de febrero se celebra el Día Internacional del Implante Coclear.
Esta técnica evolucionó en los años 60 de la mano del investigador y médico estadounidense William F. House, creador del implante monocanal House 3-M, y siguió desarrollándose en los 70 gracias a la labor de los ingenieros austriacos Ingeborg J. Hochmair Desoyer y Erwin Hochmair.
Los Hochmair fueron los creadores del primer implante coclear microelectrónico multicanal del mundo.
En España, la primera colocación de un implante de esta clase la realizó el Dr. José Prades Plá, en 1977, pero su muerte prematura evitó el desarrollo de un implante coclear español.
El siguiente intento en España lo llevarían a cabo de forma exitosa los doctores Emilio García Ibáñez, Manuel Benito y Torres de Gassó, quienes en 1985 colocaron implantes House 3-M en seis pacientes.
A diferencia de los audífonos, un implante coclear es un equipo que solo se puede colocar con una intervención quirúrgica, que en España es cubierta por la Seguridad Social, y que puede entrañar algunos riesgos o molestias.
Tanto niños como adultos pueden ser candidatos a un IC, como se suele abreviar esta técnica, pero después de haber sido objeto de una evaluación exhaustiva, y una vez descartados otros tipos de prótesis, como los audífonos retroauriculares e intrauriculares.
Esta intervención se recomienda en los siguientes casos:
Para hacerse el IC hay que tener en cuenta algunos aspectos. Por un lado, las personas deben estar muy motivadas, pero al mismo tiempo deben evitar tener expectativas muy altas.
El IC da la oportunidad de restaurar parcialmente la audición, pero no la va a recuperar totalmente. En el caso de niños sordos, es muy probable que deban seguir apoyándose con el lenguaje de señas.
El IC está contraindicado en el caso de personas enfermas, que no resistan la anestesia general, o que no se hayan vacunado contra la meningitis.
Una vez colocado el implante, los niños deben incorporarse a cursos para aprender a procesar el sonido. Los adultos, por su parte, deben saber que tendrán que aprender a usar el dispositivo y reeducar su audición.
Las pruebas para determinar si el adulto o el niño son candidatos para un implante cloquear pueden incluir una evaluación psicológica, audiometrías con audífonos puestos, una tomografía computarizada o una resonancia magnética.
En todos los casos, la evaluación debe realizarla un otorrinolaringólogo.
Los pasos previos para colocar un IC son semejantes a los de cualquier cirugía en la que se utilice anestesia general. Esta anestesia inmoviliza y evita dolor al paciente.
Al comenzar la intervención, se realiza una incisión detrás de la oreja y luego, utilizando un microscopio y un taladro, se perfora el hueso mastoideo.
Luego se introducen los electrodos hasta la cóclea, en el oído interno, y se coloca el receptor en el lugar donde se realizó la perforación. Se coloca de manera tal que no se mueva una vez que esté cubierto por la piel y se suture.
Cuatro o cinco semanas después, una vez cicatrizada correctamente la incisión, se coloca la parte externa del implante.
Como todas las intervenciones quirúrgicas con anestesia general, las que se realizan para colocar el implante también pueden conllevar algunos riesgos.
Dependiendo del paciente, pueden presentarse problemas con la cicatrización de la incisión, o pueden generarse infecciones si no se siguen las recomendaciones del médico.
También se pueden dar casos en los que el cuerpo del paciente presente un rechazo inmunológico al equipo, y haya que retirarlo.
Los usuarios de implantes cocleares pueden llevar una vida normal, aunque se recomienda no practicar deportes de contacto. Y deben consultar con su médico antes de hacerse una resonancia magnética (la mayoría de los implantes son de metal).
Tal y como se ha mencionado antes, en España la intervención para colocar un implante coclear y hasta dos, en el caso de los niños, es financiada por el Estado, pero no así el mantenimiento, las pilas de audífonos necesarias para su funcionamiento y los ajustes posteriores.
Si tu hijo no es candidato a un implante coclear y necesitas los mejores audífonos para niños sordos, puedes revisar nuestro artículo sobre ellos.
También es importante saber que en nuestro país hay varias asociaciones de implantados, e incluso una Federación de Asociaciones de Implantados Cocleares, que lucha por derechos y beneficios para los usuarios de implantes.
Ven a visitarnos
Calle Hermanos García
Noblejas 158
Madrid, 28037
Lunes a viernes: de 9:30 a 14:00 h. Tardes 16:30h-19:30h
91 941 85 53
613 62 42 13
Escríbenos un WhatsApp
Puedes escribirnos a info@oidox.es, o rellenar el formulario de contacto y te contactaremos lo antes posible.